¿Qué puede motivar a dos hombres de temprana edad, enérgica iniciativa y lascivo entendimiento a publicar una entrada de blog cuando pasan 4 horas de la madrugada?, ¿un nuevo holocausto zombicida?, ¿el avinagrado hedor de los pies de nuestro coblogger?, ¿o quizás el hecho de que se haya concertado una timba de póquer (con las fichas, alcohol y puros reglamentarios) y que al final se haya visto terriblemente truncada?
Para los que penséis que esta redacción ha sido causada por cualquiera de las dos primeras opciones, ya podéis ir olvidándoos de ello (de momento, el día 18 hablamos). Bingo para el resto.
Realmente, esto queda entre tú y yo, lector, lo de la timba de póker ha sido simplemente el preludio de esta entrada. Sí..., habíamos quedado para expoliarnos los bienes, vale, pero el póker no es la sal de este tequila, el hecho de que estemos a las tantas de la mañana disertando sobre temas metafísicos sí lo es.
Poniéndonos ñoños, y hablando sobre nuestras cosas personales, podríamos fundar otro blog que fácilmente adoptaría el nombre de
Caos sentimental, confesiones de un eterno cierrabares. Mejor que eso, hemos decidido poner esta entrada que no dice absolutamente nada y a la vez lo dice todo. Siempre llega un momento en la vida de un hombre (sin ánimo de ser sexista) en que debes compartir tus más profundos pesares y tus más satisfactorias alegrías con un buen amigo, aunque sea sentados en un sofá cutre (quien venga a casa lo entenderá), pasando frío, oliendo al coblogger y escuchando a
Jezulín cantar el
Toa, toa toa, te necesito toa.
Reflexionando uno se da cuenta de que el destino, cual jugador de póker, baraja sus cartas y mueve sus fichas, jugando la partida de nuestra vida. Y mientras tanto, nosotros, sin cartas en mano, esperamos a que le salga bien el farol.
Y nada chicas, son las 5 largas de la madrugada, mañana hay clase de prescindible asistencia y Roger y Coro se van a pisar la oreja a esos fríos sofás donde antes se ha forjado una épica conversación.
No podemos partir, sin antes decir un gran
Joróbate Flanders!, que lo llevamos queriendo poner durante toda la entrada y al final lo hemos tenido que meter con calzador.
Roger y Coro, con mucho amor.